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28 may 2013

Capitulo 47 ¿Cenita romántica?

Esa tarde…
Harry llamó a Vero para quedar. No podía pasar un minuto sin pensar en sus ojos, su sonrisa... Necesitaba verla.
Ella tenía cosas que hacer. Él se ofreció para ayudarla en lo que fuera.
-“Muy bien, Styles, ¿dónde quedamos?”
-¿Te parece bien sobre las 18h en tu casa?-le preguntó. A pesar de que no la veía notó que en el otro lado del teléfono ella sonreía.
-“Me parece perfecto”
Tras una despedida silenciosa ambos esperaron a que llegara la hora, mirándose el reloj continuamente.
Cuando Harry salió de casa ya estaba a punto de atardecer. No hacía frío. Caminó por las calles de Barcelona. Por suerte Adela le había indicado por dónde ir y no estaba muy lejos de allí. Miró los carteles con los nombres de las calles y cuando dobló la última esquina ya la pudo ver. Sonrió al verla.
Ella lo esperaba en la puerta, abrazándose. Su larga melena morena se movía con el viento. Hundió su cara en la bufanda.
Cuando Harry llegó junto a ella la sorprendió abrazándola por detrás.
-¿Tienes frío?-le preguntó tras darle un beso en la mejilla. A ella se le esbozó una sonrisa al escuchar su voz. Se giró y afirmó. Él se quitó la chaqueta y se la ofreció.
-No, Harry, no hace falta que hagas eso.
Ambos sonrieron y empezaron a caminar uno al lado del otro sin ningún destino, pero juntos.
De pronto notó el calor de su mano en la suya, lo miró. Harry le sonreía, ella le devolvió la sonrisa.
En ese instante en la casa…
Entre todas habían conseguido animarle. Luego estaba Louis. Él siempre tan simpático, tan brillante, tan genial.
-Sabes que no me gusta que estés así. Llorando estás más fea.-le dijo Louis secándole las lágrimas. Ella rio.
-Eso dicen todos.-contestó ella.
-Mienten.-sonrió.- Estás guapa igualmente pero prefiero que no lo hagas.-Alex lo miró y lo abrazó.
-Gracias Louis.-le agradeció.
-¿Por qué? ¿Por intentar que mi mejor amiga esté bien?-se levantó de la cama.- ¡Venga ya! Eso no se agradece.- Ambos volvieron a sonreír.
-Eres genial, ¿te lo han dicho alguna vez?-le dijo ella riéndose.
-Mmm, sí, bueno, unas cuantas.- dijo. Y tras esas palabras recibió un cojinazo de Alejandra.
Mientras en la otra habitación…
Tal vez esa fuera la vez que menos a gusto se sentía consigo mismo. Necesitaba a alguien. Una voz que le aconsejara que hacer, porque estaba perdido.
-¿Se puede?-preguntó la voz de Liam. Niall no había escuchado la puerta. Afirmó y entró, y tras Liam entró Zayn.
-¿Y el resto?-preguntó Niall mirándolos.
-Ed y Harry se han ido con las chicas a dar una vuelta y Louis está con Alex.-contestó Zayn. Al nombrar a Alejandra, Niall agachó la cabeza.
-Niall, queremos que sepas, que a pesar de que no tenemos ni idea de lo que ha pasado, te apoyamos.-le dijo Zayn. Liam se sentó en la cama a su lado.
-Y si necesitas consejos o lo que sea, por muy poco valiosos que sean, aquí estaremos para dártelos.
Niall absorbió la pena y lo miró. Esbozó una sonrisa.
-Estoy algo perdido.-le confesó.- Quiero recuperarla y no sé qué hacer.
-¿Sabes qué?-le dijo Liam a Niall y miró a Zayn.- Creo que sabemos que es lo que puedes hacer.
Minutos más tarde en otro lugar…
Harry y Verónica caminaban de la mano, felices. No les importaba las caras que se volvieran, ni los ojos que les mirasen. Había sido una tarde estupenda.
Cuando se dieron cuenta se habían alejado bastante de casa. Estaban en la parte más alta de Barcelona. Justo el Sol empezaba a desaparecer en el horizonte.
Se pararon a contemplar el paisaje bañado por la luz de la puesta de Sol.
-Es precioso…-dijo Vero. Cerró los ojos. Harry la observó. Sonrió.
-No se compara para nada a la chica que lo contempla.-respondió él. Ella abrió los ojos y lo miró con una sonrisa risueña.
El cielo anaranjado se fue tiñendo de tonos rojos.
-Verás, había pensado en invitarte a cenar esta noche.-la invitó Harry. Ella lo miró con una sonrisa pícara.
-¿Cuándo y dónde?
-Si te parece te paso…- pero no terminó. Ella había terminado la frase con un beso. Él simplemente cerró los ojos, sintiendo la brisa y la intensidad del momento.
Empezó a anochecer.
Mientras caminaban de vuelta a casa, entre sonrisas, miradas y besos, hablaron sobre cómo quedarían esa noche.
-¿Qué te parece si quedamos a las 22h en el restaurante de delante de mi casa?-le propuso ella.
-¿No prefieres que te pase a buscar…?-le preguntó de nuevo.
-No, tengo a mi hermano sólo en casa y le tengo que preparar la cena. Nos vemos directamente en el restaurante.-le dijo una vez llegaron a su portal.- Es aquel de allí.- señaló. Harry siguió la dirección de su dedo hasta dar con el restaurante, luego volvió la mirada hacia ella. Se quedó contemplando sus labios, sus ojos… y su tiempo se congeló en aquel parpadeó.- Bueno pues… yo subo ya, que se me hace tarde.-dijo haciéndole volver a la Tierra. Él esbozó una sonrisa, la tomó por la cintura y la besó.- Esta noche me pongo tacones, así no tengo que ponerme de puntillas.- añadió antes de desaparecer por las escaleras.
Harry se quedó unos segundos parado, contemplando el lugar por dónde se había ido, luego comenzó a caminar. Miró al cielo y sonrió.
Una hora más tarde…
La idea de los chicos había estado bien. Se pasó toda la tarde preparando las cosas para aquella noche. No podía salir mal.
Una vez estuvo todo preparado todos, exceptuando a Niall y a Alejandra, se fueron a cenar fuera.
Ella llevaba toda la tarde encerrada en su cuarto, así que pudo preparar la cena tranquilamente y sólo salió un par de veces para comprar las cosas necesarias.
Cuando todo estuvo preparado se detuvo y observó el resultado.
El salón estaba a oscuras, tan sólo iluminado por la luz de las velas. El suelo estaba cubierto de pétalos de rosa y los ventanales ofrecían una preciosa vista de Barcelona.
-Perfecto.-se dijo a sí mismo. Se fue corriendo a su habitación y se puso una camisa a cuadros y unos vaqueros. Luego se peinó y se echó perfume y justo cuando salía del baño, Alex salía de su habitación. Ambos se quedaron mirando sin decir nada. Ella apartó la mirada y quiso avanzar por el pasillo para dirigirse al salón, pero él se lo impidió. Ella lo miró.
-¿Qué haces?-le preguntó. Él la cogió de la mano.
-Ven un momento, quiero mostrarte algo.
Alejandra quiso impedirlo, pero al final le hizo caso y se dejó guiar por su mano. Antes de entrar en el salón, él se volvió hacia ella y le tapó los ojos con una cinta. Ella no pudo evitar sonreír.
-Un momento, no te la quites todavía.-le dijo.
-¿Niall?-hubo un silencio y ella se sintió sola. Escuchó la puerta del ventanal.- ¿Niall estás ahí?
-Sí, ya está, puedes quitarte la cinta.
Cuando la cinta cayó de sobre sus ojos vio la oscuridad del salón bañada por la luz de las velas, el suelo cubierto de los pétalos, la noche y a él. Sorprendida se llevó ambas manos sobre la boca.
-¿Te gusta?-le preguntó cuándo estuvo junto a ella.- Espero que me perdones.- Ella lo miró.
-¿Lo has preparado tú todo?-le preguntó. Él afirmó y ambos se dirigieron a la terraza.- Que noche más bonita.- añadió al cabo de un largo silencio.
Niall cerró la puerta y la cogió por la cintura, colocando su  barbilla sobre el hombro de ella.
-Me encanta, Niall. Esto… esto es lo más bonito que han hecho por mí en la vida.-le dijo mirándolo, él sonrió y ella le besó la sien.
-¿Eso significa que me perdonas?-le preguntó esperanzado. Ella hizo como que se lo pensaba. Ambos rieron.- Tonta.
-Idiota.-le contestó. Su sonrisa brillaba a la luz de la luna.
No pudo esperar más y la besó con fuerza. Tenía tantas ganas de volver a hacerlo…
-Te quiero y lo sabes.-le dijo entre beso y beso.
-Y yo.
Ambos se quedaron mirando.
-Ojalá pudiera detener el tiempo.-dijo Alex.
-¿Lo pararías ahora?-le preguntó Niall. Ella afirmó. Eso hizo que el sonriera.- ¿Sabes qué? Estás preciosa esta noche.-pensó un momento.- Bueno, no, estás preciosa siempre, pero…- ella le puso un dedo sobre los labios y le hizo callar con un beso. Luego ella rió.- ¿Qué pasa?
-¿Sabes qué? Me ha encantado haberme enfadado contigo sólo por el resultado que has conseguido con esto. No conocía esta faceta de ti, sabía que eras romántico, pero tanto…-ambos sonrieron.
-Tú me haces serlo.
-Eres genial Niall Horan, y lo mejor que me ha pasado en la vida.- rodeó su cuello.
-Eso es mentira porque tú eres lo mejor que me ha pasado a mí.-rectificó él.- No sé qué hubiera hecho si no te llego a encontrar en aquel Starbucks con Louis.
-Posiblemente no nos hubiéramos vuelto a ver.-contestó ella, contenta de que no fuera así.
-No digas eso, la idea de no verte me da repelús.- ambos sonrieron. Alex apoyó la cabeza en su pecho y lo abrazó por la cintura.
-Tú también estás muy guapo.- le dijo tras un silencio.- Y hueles muy bien.
Al cabo de un rato entraron al salón y se sentaron a cenar. Él la observaba todo el rato. Jamás se cansaría de ver aquel rostro, aquella mirada que le mostraba y le hacía saber que dentro de aquella chica todavía quedaba rastro de la niña que un día fue. Y cuanto más la miraba más enamorado se sentía. Y cada vez que la acariciaba más ganas tenía de hacerla suya. Después de cenar Niall se levantó y le tendió la mano a Alex.

-Ven.-le dijo sonriendo.

27 may 2013

Capitulo 46 Discusión

Segundos después…
Un ruido despertó a Alejandra de sus pensamientos y se puso en pie.
-¿Dónde está Niall?- preguntó alarmada a los demás, que se habían sobresaltado por el ruido. No obtuvo respuesta.
Se acercó al cuarto de baño de donde había venido el ruido y en efecto, allí estaba.
Cuando entró se quedó con la boca abierta.
-¿Qué has hecho, animal?- le gritó tras ver el espejo roto. Este que estaba sentado en el suelo la miró malhumorado, como si Alejandra supiera perfectamente el motivo de su enfado. -¿Qué te has hecho en la mano?- preguntó al ver que sus nudillos sangraban.- ¿Has pegado un puñetazo al espejo y lo has hecho pedazos?- Niall se levantó del suelo y se acercó a ella.
-No preguntes lo que es obvio.- contestó él, serio, a la vez que se marchaba con una toalla alrededor de la mano. Alex le siguió pero esté cerró la puerta de la calle con un portazo antes de que pudiera alcanzarle.
Alex se quedó atónita.
-¿Y a este que le pasa?- preguntó Louis. Todos se encogieron de hombros.
Mientras en la calle…
El frío se le clavaba en los brazos. Con las ganas de salir de allí se había dejado la chaqueta. No paraba de darle vueltas al asunto.
Se quito la toalla que había enroscado en su mano y la tiró en el contenedor. Tenía los nudillos hinchados y llenos de sangre ya seca.
Sus pensamientos brotaban libremente por su cabeza. No dejaba de escuchar las palabras de aquel chico. Continuamente se repetían sus palabras hacía Alex: “He visto como te mira… Conozco esa mirada”. Tenía razón desde el principio.
Sus ojos empezaron a empañarse y se sentó en la acera de algún lugar a unas cuantas manzanas de la casa. Sorbo, hipó y se mantuvo firme ante la situación pero volvió la tristeza y ahora no sabía el por qué.
-“¿Qué pasará ahora?¿Que estará pensando ella de mi?¿Qué hago? ¿Estoy haciendo el ridículo? ¿Debería volver? No, no puedo. ¿Qué hago?”- Se pegó las rodillas al pecho y se abrazó las piernas para, de alguna forma evitar el frío… y sus pensamientos.
Al día siguiente…
Cuando Alex despertó Niall no estaba a su lado. ¿Dónde había pasado la noche?
Empezó a buscarlo por el comedor y la cocina y siguió por las habitaciones. Todos dormían. ¿Dónde estaba? Al final pensó que no lo encontraría, que Barcelona era muy grande y que podría estar en cualquier parte, vagando, sumido en sus pensamientos, pensamientos que ella no entendía, no entendía aquella reacción en él.
Esa misma mañana…
Todas esas preguntas se habían seguido formulado en su cabeza. No podía. Había pasado la noche en vela. El frío le quebraba hasta a los huesos. Meditó un instante y se levantó. Debía volver. Tenía que hablar con Alejandra, no iba a arriesgarse a perderla, y comportándose como lo estaba haciendo sólo conseguía lo que no quería, alejarla de él. Se estregó los ojos. Debía de llevar unas ojeras horribles. Parpadeó un par de veces y se metió las manos en los bolsillos. Empezó a andar de camino a casa. El día estaba gris y él sólo deseaba no haber estropeado las cosas.
Minutos después…
Les había preguntado a todos si lo habían visto, pero no había ni rastro de Niall. Ninguno le había visto desde la noche anterior.
De pronto se escuchó la puerta y Liam, que estaba sentado en una butaca desde dónde podía ver quien entraba, observó a Niall y tosió. Niall le devolvió la mirada y avanzó hasta el salón. Se paró frente a Alejandra.
-¿Se puede saber dónde te habías metido, idiota?-le preguntó ella enfadada. Él apartó la mirada.- Eres un estúpido Niall Horan, un estúpido y un inconsciente.- esta lo empujó contra la pared. Él la miró unos instantes sin decir palabra, se mordió el labio inferior arrepentido, sabía que aquello iba a pasar. Volvió a apartar la mirada de la de ella, la cual ahora le intimidaba.- Eres un inmaduro. ¡Mírame! ¿Por qué lo has hecho?
La culpabilidad le invadía el cuerpo, pero entonces recordó la conversación con Dani, el cristal, su mano. Se la miró. Los nudillos todavía estaban hinchados. Suspiró.
-¿Quieres saber por qué me fui?- le preguntó. Ella se cruzó de brazos frente a él esperando una respuesta.- Necesitaba pensar. Necesitaba creer que confiaba en ti.
-¿A caso no confías en mí?-le peguntó ella sorprendida.
Marta le echó una mirada a Liam para que fuese con el resto a la cocina y dejara que Niall y Alejandra tuvieran su conversación privada. Él se levantó y fue dónde estaba ella, pasando por el momento incómodo de pasar entre Alejandra y Niall. Cuando llegó dónde estaba Marta, la agarró por la cintura y miró a este.
Una vez todos se hubieron ido, Niall se sentó en la butaca dónde estaba antes Liam.
-Lo escuché todo, Alex.-le confesó.- Y no me digas que no tenía razón.- Ella, todavía de brazos cruzados, le miró atónita.
-¿¿¡Qué lo escuchaste todo!??-le preguntó.- ¿Y qué hacías escuchando nuestra conversación? Era privada.
-Perdona que me preocupe sobre que habla mi novia con su mejor amigo. Estaba preocupado, Alex, sabía que Dani estaba enamorado de ti, lo supe desde el momento en que te miró en el aeropuerto. Y no, no me equivoqué.
-Te odio.
-¿Por qué? ¿Por preocuparme?
-¡NO! Por escuchar conversaciones ajenas y por hablar sin saber. ¡No tienes ni idea de lo que pasó!-los ojos se le llenaron de lágrimas. Niall se levantó y se acercó a ella, quiso abrazarla pero ella lo apartó.- No tienes ni idea…- una lagrima resbaló por su mejilla.
-Alex… yo…
-Déjalo Niall, no creo que…- se estregó los ojos- No creo que podamos solucionarlo.
Dicho eso se fue  a su habitación y cerró la puerta de un portazo. Liam al escuchar el portazo salió al pasillo, miró la puerta y luego a Niall. Se dirigió a él.
-¿Qué ha pasado, tio?-le preguntó dándole una palmada en el pecho.
-La he perdido.-le contestó con la vista todavía en la puerta de su habitación. Acto seguido se dirigió a la suya.
No podía creer que hubiera sido tan estúpido. Cerró la puerta con rabia y se quedó sentado tras ella con las manos en la cabeza. ¿Cómo había dejado que pasara?
Mientras en la otra habitación…
Estaba sentada tras la puerta, encogida, lloraba. Se sentía traicionada. Niall, la persona a la que más quería…
Se secó las lágrimas cuando notó que alguien intentaba abrir la puerta y no podía al estar ella. Sólo esperaba que no fuera él.
La puerta se abrió y entraron las chicas. Marta abrazó a su hermana. Todas la abrazaron. No hizo falta decir nada para entender lo que había pasado.
Después del abrazo se sentaron en la cama.
-¿Pero entonces lo habéis dejado?- preguntó Elbe al cabo de  un rato.
-No lo sé… creo que sí.
-¿Y por qué? Si estabais muy bien juntos.-dijo Ana. Alex sonrió, seguramente causa de algún recuerdo bonito o gracioso, pero a pesar de sonreír sus ojos empezaron a derramar lágrimas.
-Ey, va, no llores.  Seguro que lo acabáis arreglando.-la animó Paula.
-Es que se ha portado mal conmigo, Paula, no confía en mí.
-¿Qué te hace pensar que no confía en ti?-preguntó Adela.
-Ayer, cuando Dani y yo hablamos él me confesó que estaba enamorado de mí.-contestó. Todas se miraron boquiabiertas.
-Joder, tía, estás on fire-dijo Ana.- Primero Louis, luego Niall y ahora Dani.
-¿Con Louis? ¿Qué pasó con Louis?-preguntó Paula.
-¿No te enteraste?-preguntó Elbe.
-Louis estuvo pilladísimo por Alex, si es que no lo sigue estando.-contó Marta.
-Anda, calla.-le dijo Alejandra riendo mientras le lanzaba un cojín, el cual le dio en toda la cara.- No creo que Louis…

Todas se callaron cuando él apareció por la puerta.