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21 jun 2013

Capítulo 48 Escapar

Horas más tarde…

Harry se miraba el reloj impaciente, eran las 22h en punto. Nunca había sido tan puntual, pero en ese caso lo requería. Vero era una chica genial y preciosa. Las horas se le pasaban rápidas a su lado y sentía que con ella sólo existía la felicidad.
Estuvo varios minutos pensando en ella y en la relación que quería empezar cuando unas sirenas lo bajaron de las nubes.
Miró por el ventanal y vio pasar una ambulancia, un camión de bomberos y los coches de policía. Se levantó y corrió hasta la salida dejando aquella mesa desocupada, únicamente servida con un vaso de agua, sin saber que ninguno de los dos volvería a sentarse en aquellas sillas nunca más.

Minutos antes…

Estaba volteando por la habitación con la música alta. Era ya casi la hora y su corazón palpitaba rápidamente. ¿Estaba enamorada? Sí. Cada vez que pensaba en él cerraba los ojos y sonreía. Le quería, pero no como Harry Styles. Era su Harry y sí, estaba enamorada.
La sonrisa desapareció en unos segundos, cuando su hermano pequeño la despertó del sueño llamándola entre sollozos y la vista se le nubló. Se estregó los ojos, pero no, no era ella. Un olor a humo le hizo pensar que algo se estaba quemando y rápidamente fue en busca de su hermano.
El calor le invadía todavía más a cada pasó que daba de camino a la habitación de su hermano. La puerta estaba cerrada y por debajo de ella se veía un resplandor, dio un empujón con el hombro y se abrió de repente.
Miguel dirigió la mirada hacía su hermana, temblando. Esta acudió a él y lo abrazó con fuerza.
Las llamas crecían a su alrededor.
-Chssst.- le hizo callar Vero mientras le pasaba la mano por su cabello negro.- Te voy a sacar de aquí, pero antes tranquilízate.
-No sé qué ha pasado. Yo estaba… estaba…- no era capaz de tranquilizarse, le temblaba la voz. Vero lo apretó contra ella y buscó con la mirada una salida.
Las llamas habían alcanzado la puerta, habían bloqueado el paso.
Estaba asustada. ¿Qué pasaría ahora? Cerró los ojos y una lágrima se deslizo por su mejilla. Abrió los ojos y dirigió la mirada hacia la ventana, pensativa. Era una locura, era un quinto piso, pero no había otro camino.
-Cierra los ojos.- le dijo, lo cogió en brazos y corrió hacia la ventana. Ocultó la cara de Miguel entre sus brazos justo antes de que miles de cristales estallaran por el aire. Se precipitaban al vació, ambos con los ojos cerrados, y fue entonces cuando Vero pensó en Harry, en su Harry, y volvió a sonreír mientras el reloj avanzaba deprisa marcando sus últimos segundos.- Te quiero.- le susurro a su hermano. Estruendo, huesos rotos, una vida destrozada y el silencio de la soledad de un niño.

En ese mismo lugar…

Harry intentaba mirar por encima de la multitud que había rodeado la escena. Miró hacia el edificio y vio las llamaradas y el humo negro pero a la gente parecía no importarle que un piso estuviera ardiendo.
Bajo sus pies, miles de cristales rotos se hacían pedazos a cada paso que daba. Alguien había saltado desde la ventana, presa del pánico. Y, de repente, pensó en Vero. Habían caminado por ese mismo lugar hacia unas horas, de regreso a su casa. Su casa. El bloque donde un piso ardía.
Tenía un mal presentimiento, un presentimiento que lo llevaba a saber que era lo que había pasado. Se hizo hueco entre la gente, avanzado cada vez más deprisa hacia el lugar donde todo el mundo miraba y, entonces, las lágrimas ocultaron sus ojos claros.
Un niño, al verlo, corrió hacia él y lo abrazó. Era Miguel, el hermano de Vero. Tenía cortes alrededor de la cara y cojeaba entre sollozos. Harry no se movió. Su piel se tornó más blanca y a pesar del calor, él tenía frio. Apretó los labios fuertemente para evitar llorar en público, pero la tristeza ganó al orgullo y las lágrimas empezaron a caérsele de los ojos.
Avanzo hacía el cuerpo de Vero, sin apartar la vista de su rostro, más pálido. No había vida en aquella mirada. Todo se había fundido.
Entonces un policía lo paró pero Harry insistió, nervioso, llorando como un niño, oponiéndose a los brazos de aquel policía hasta que este cedió y se abalanzó sobre Vero.
Miles de recuerdos aparecieron en su cabeza al verla allí. No volvería a sonreír, no volverían a besarse, no volvería a escuchar su risa, no volverían a estar juntos.
Puso su mano sobre su cuello y puso su cabeza sobre su pecho mientras seguía llorando.
Acarició su pelo cubierto de cenizas. Ya no percibía su perfume. Sólo olía a humo.
Se hubiera pasado la eternidad allí, junto a su cuerpo, de no ser porque un policía lo agarró por el hombro y, con cara triste y compasiva  dijo:

-Chico, vete a casa.- Harry no lo entendió, ni si quiera escuchó nada, él estaba sumergido en otro lugar, con Vero, pero se levantó y miró el cuerpo por última vez mientras  se alejaba de ella para siempre.

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