En casa…
Habían pasado tres días desde el
accidente de Liam. Aquella noche se había quedado Marta en el hospital, la cual
no quería separarse de su lado.
Niall y Alejandra durmieron abrazados
en la cama de éste, cuando su móvil empezó a sonar. Él se giró para mirar el
móvil y alargó el brazo para alcanzarlo. Tenía sueño y tan paneas leía quien le
llamaba, pero, tras estregarse los ojos vio que le llamaba Marta, tal vez tuviera
noticias. Descolgó.
-Dime, Marta.-dijo bostezando. Hubo
un corto silencio.
-¿Qué pasa Nialler?-le preguntó una
voz que no era la de Marta. Niall se apartó las sabanas de encima y se levantó
haciendo que Alex se despertara. Se pasó la mano por la cabeza y la miró.
-¡Es Liam!-exclamó. Alejandra
esbozó una sonrisilla.- ¿Qué tal estás?-le preguntó a Liam, volviendo a la
conversación telefónica.
-Algo desorientado, pero por lo
demás todo bien.- contestó. Ese todo bien le había sonado demasiado bien. Tardó
en contestar pues estaba pensativo.- Niall, ¿sigues ahí?
-Sí, sí, Alex y yo vamos a
despertar al resto y nos vamos para el hospital.-le contestó, luego sonrió y
añadió.- No te me fugues con Marta, ¿eh?- Al otro lado del teléfono se escuchó
una risita.
-No, tranquilo, intentaré
esperarte.
Después de colgar Niall miró a
Alejandra y la abrazó levantándola.
-¡Está bien!-exclamó y seguidamente
la besó.
Minutos
antes, en el hospital…
Cuando lo vio sonrió. Él le
devolvió la sonrisa.
-Hola patosilla.-le saludó. Ella lo
abrazó con los ojos llenos de lágrimas.
-Eres idiota, Liam, ¿lo sabes?-dijo
ella secándose las lágrimas, cuando se separaron del abrazo.- Me diste un susto
de muerte, ya empezaba a pensar que te iba a perder.-él le acarició la mejilla
y le secó las lágrimas.
-No seas boba. Nunca me vas a
perder, no te desharás de mí tan fácilmente.-ella sonrió y volvió a abrazarlo.
Cuando se separaron él alargó el brazo para coger una de las margaritas del
jarrón y se la colocó a Marta en el pelo. Sonrió al ver el resultado.- Estás
preciosa.-ella sonrió sonrojándose.- ¿Sabes qué? Cuando estuvimos en aquel
campamento te regalé una margarita, ¿sabes por qué lo hice?-no sabía porque le
había dicho aquello.
Cuando ella clavó su cálida mirada
en sus ojos, él empezó a ponerse nervioso. El sorazón se le aceleraba y la
máquina de los pitidos lo delataba.
Ambos miraron la máquina y luego
Marta volvió a clavar sus ojos en los de él. Liam tragó saliva.
-“Mierda, ¿ahora qué hago? ¿Se lo
digo?”-pensó.-“Sí, venga que yo puedo.”-La cogió de la mano y continuó lo que
ya había empezado.- Te la regalé porque me enamoré de ti…-dijo, parpadeó varias
veces y volvió a tragar saliva. El sonido de la máquina lo ponía todavía más
nervioso. Se mordió el labio. Ella sonrió.- ¿Ves? Por eso, porque me encanta
verte sonreír, me gusta cuando te sonrojas, cuando me miras de esa manera, me
gusta que nos peguemos horas hablando aunque no hablemos de nada… son todas
esas cosas de ti que no me hubiera gustado perderme por nada en el mundo.-le
cogió la otra mano y le puso otra margarita entre ambas.- Por eso te busque,
por eso te encontré y por eso te la regalo de nuevo…-paró un segundo y tomó
aire.- … porque te quiero.
Dichas esas palabras suspiró
aliviado, ya se lo había dicho. La miró algo avergonzado y vio que ella estaba
sorprendida.
-¿No vas a decir nada?-le preguntó
él.
-Creo que no va a hacer mucha falta…-le
contestó ella con tono de sorpresa, él la interrumpió.
-Sí, sí que hace falta, Marta, y mucha.
No sabes el tiempo que llevo callándome todo esto. No me dejes sin respuesta
porque necesito saber si tú…
-¿Quieres besarme?-le preguntó
ella.
-¿Qué?-le preguntó él. No porque no
hubiera entendido la pregunta, sino porque quería asegurarse de que había
escuchado bien.
-Que si quieres besarme, hazlo.-le
contestó.
Liam la miró y se humedeció los
labios. ¿Lo decía en serio? ¿Qué significaba aquello? ¿También estaba ella
enamorada de él? Eran muchas las preguntas que le pasaban por la cabeza, pero
ninguna de ellas ganaba a las ganas que tenía de besarla. Cada vez estaba más
cerca. Su mirada hacía siempre el mismo recorrido: de su boca a sus ojos y de
éstos a su boca de nuevo. Finalmente sus labios se encontraron y se fundieron
en aquel beso que tanto tiempo llevaba esperando.
Por sus venas empezó a correr la
adrenalina. Ya tan apenas escuchaba el pitido de la máquina, porque estaba en
otro mundo. Lo único que escuchaba era su corazón latiéndole fuerte contra su
pecho. Se dejó llevar por el momento hasta que sus labios se separaron. Ambos
sonrieron. ¿Qué iba a decirle? ¿Significaba aquello un sí?
-Yo también tengo que decirte
algo.-le dijo Marta sonriendo de oreja a oreja.
-¿Qué?-le preguntó Liam ilusionado.
Marta le tendió su móvil. Su cara cambió.- ¿Qué pretendes?
-Llámales y diles que estás bien,
ellos también están preocupados.-le dijo riendo. Él se puso serio, cogió el
móvil y esperó a que ella le dijera algo más.-Y que yo también te quiero,
bobo.-le besó de nuevo en los labios y él se quedó mirándola unos segundos con
el móvil en la mano.- Venga, llámale.-dijo haciéndole volver a la realidad. Él
marcó el número de Niall. Un pitido, dos y tres, lo cogió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario