En casa…
Entraron en la habitación y cerró
con pestillo, no había nadie en casa, pero para estar más tranquilos. Luego la
miró. Su corazón palpitaba fuerte en su pecho y en su estómago las ansias de
hacerla suya le podían.
Se giró de nuevo hacia ella. Ambos
se quedaron mirando, luego una sonrisa picarona apareció en sus comisuras y
Niall se acercó a ella, la tomó por la cintura a la vez que empezaron a
besarse.
No podía contener sus ganas y cada
vez los besos eran más intensos. Acabaron cayendo sobre la cama, él encima de
ella. Alex lo miró y se humedeció los labios, luego empezó a desabrocharle los
botones de la camisa y él acabó quitándosela. Él le quitó la sudadera sin dejar
de besarla. Sus respiraciones empezaron a agitarse y empezaron a perder el
control.
No podía parar, porque ella era su
adicción, no podía parar porque llevaba muchos días esperando ese momento.
Interrumpió sus pensamientos cuando notó su mano desabrochándole el pantalón.
La ropa iba desapareciendo de sus
cuerpos hasta que quedaron en ropa interior. Entonces ambos rodaron por la cama
y ella se hizo dueña de la situación colocándose sobre él.
Comenzó a darle besos por el cuello
y bajó hasta su pecho. Él la miró, ella le devolvió la mirada, le sonrió y
Niall se sentó con las piernas de ella abrazando su cintura. La volvió a besar
mientras la acariciaba.
Alex sintió la mano de Niall por su
espalda y sintió un escalofrío que se le pasó con el calor de sus manos
acariciando ya su espalda desnuda.
Niall volvió a tumbarla y comenzó a
acariciar y besar todo su cuerpo.
El olor de las rosas de la
habitación había desaparecido casi por completo y la tenue luz de la mesilla
seguía encendida. Sus cuerpos desnudos calentaban el ambiente. Él la miró y le
acarició el pelo.
-¿Estás segura?-le preguntó. Ella
afirmó y él esbozó una sonrisa.-Te quiero.-Le dijo tras besarla una vez más
antes de volverse hacia la mesilla. Abrió uno de los cajones y cogió un
preservativo. Luego se volvió hacia ella y la volvió a besar. Se puso el
preservativo y le acarició las piernas, las cuales rodearon la cintura de él.
Niall la atrajo mientras la besaba y ella gimió.
Mientras en la calle…
Continuaba corriendo sin rumbo
fijo, sumergido en pensamientos, sin escuchar nada que no fueran sus propios
latidos golpeando cada vez más fuerte contra su pecho. Chocó con una persona…
con dos y con tres, pero siguió corriendo hasta que chocó con una cuarta.
-Vaya, lo siento.-se disculpó sin
saber de quien se trataba.
-Harry, ¿estás llorando?-le
preguntó una voz que le resultó familiar. Levantó la mirada hasta que se topó
con la mirada preocupada de una chica. Al ver de quien se trataba la abrazó y
empezaron a brotarle las lágrimas. Ella le devolvió el abrazo.- ¿Qué ha pasado,
Harry?, ¿No habías quedado con Verónica?-le preguntó cuándo dejaron de
abrazarse.
-Verónica está muerta, Adela,
muerta.-dijo entre sollozos con desesperación. Ella lo miró. Sus ojos llorosos
la estremecieron y le invadió la pena. Lo abrazó con fuerza. Fue como un acto
reflejo, como si así pudiera evitar que sintiera cualquier dolor, cualquier
pena, cualquier miedo…
-Lo siento, Harry, lo siento
mucho.-Él la abrazó más fuerte. El abrazo de una amiga era la solución más
sensata para calmar su dolor.
-Gracias, necesitaba un abrazo.-le
dijo Harry secándose las lágrimas.
-Para eso están los amigos.-una
tímida sonrisa apareció en su rostro, cosa que hizo que el también sonriera. Se
volvieron a abrazar, esta vez por el hecho de saber que se tenían el uno al
otro.- ¿Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, no?
-Sí, gracias. Te agradezco mucho
esto que has hecho por mí.
-¿Abrazarte? Por favor, Harry, eso
no…
-Era lo que necesitaba y me lo has
dado.-la interrumpió él.
-Harry…
Él se acercó a ella y le besó en la
mejilla.
Mientras en otro lugar…
Liam y Marta paseaban de la mano
por el parque. La noche brillaba más en la oscuridad del parque.
-Ojalá estuviéramos siempre así.-dijo
ella.
-Y estaremos así, siempre que ambos
queramos.-le contestó Liam, el cual esbozó una sonrisa. Ella lo miró y le besó,
luego él la atrajo más colocando su brazo sobre sus hombros y siguieron
paseando. Se sentaron en el césped y Marta se puso seria.- ¿Qué ocurre?-le
preguntó él en cuanto noto su cambio de expresión.
-¿Crees que Niall y mi hermana lo
solucionaran?-preguntó mientras miraba las estrellas, tumbada en el césped. Él
se tumbó a su lado apoyándose sobre un brazo y miró al infinito. Luego ambos se
miraron.
-Seguro que sí, no aguantarían el
uno sin el otro, no creo que terminen por una discusión así.- Ella esbozó una
sonrisa y puso sus brazos tras la cabeza. Él le acarició la cara y ella cerró
los ojos, entonces él la besó.
-Mmm,-dijo mordiéndose los labios y
abrió los ojos de nuevo.- que sexy ha sido eso.
Ambos rieron y se volvieron a
besar.
-Tú sí que eres sexy.-le dijo él.-
Y me encanta como te queda el pelo rizado… te da un aspecto más…-hizo que
pensaba.-… salvaje.-sonrió. Marta hizo como que sacaba la zarpa.
-Grrr.-gruñó. Ambos rieron. Se
sentían tan bien el uno con el otro que se les pasó el rato volando.
Mientras unos metros más allá…
Louis y Paula paseaban por el mismo
parque, riendo de alguna tontería que Louis habría soltado. Habían ido a cenar
juntos y habían estado genial hablando. No sabía porque, pero a Louis, aquella
chica le hizo olvidarse de Alex por completo y empezó a sentir algo, que tal
vez, iba más allá de una amistad.
-Eres genial, Louis, jamás pensé
que llegaría a reírme tanto.- le dijo soltando, todavía, alguna risita. Él la
miró reírse y empezó a reír él también.
-Tú también eres genial, Paulita.-le
dijo en tono de burla.
-Eres de lo que no hay,
Tomlinson.-dijo sonriendo mientras negaba con la cabeza baja.- No tienes
remedio.
Louis se quedó pensativo unos
instantes.
-En realidad, sí que tengo un
remedio.-Paula lo miró esperando a que le dijera cuál era su remedio, él rio.
Louis se acercó a ella y puso su
pie tras el suyo haciéndola caer en el césped. Paula que lo había cogido del
brazo, hizo que él también cayera sobre ella. Los dos rieron por su patosidad y
entonces ambos se quedaron mirando en silencio. Ella empezó a ponerse nerviosa,
aquella situación se le estaba empezando a hacer incómoda.
-¿Qué haces?-le preguntó ella.
-Mirarte… ¿no puedo?-le preguntó.
Paula afirmó todavía más nerviosa.-¿Y puedo besarte?- le volvió a preguntar.
Aquello sí que le sorprendió.
-¿Por qué ibas a querer hacerlo?-le
preguntó sin obtener mejor pregunta que decir.
-Porque me apetece mucho
hacerlo.-sonrió.
Sus ojos ya no miraban los suyos,
se habían detenido en la curva de sus labios, y las ganas de besarla crecían.
Entonces acercó su cara a la de ella hasta que sus labios se encontraron,
empezando un beso al que ella acabaría respondiendo.
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