Segundos después…
No pudo soportar que hablase de él
de aquella forma. Se levantó de la silla, se quedó de pie frente a Marta,
mirándola con decepción. Luego salió de la cocina con el corazón roto tras
aquella última mirada de ella.
-¿Por qué lo tratas así?-le
preguntó Alejandra cuándo Liam se hubo ido de la cocina. Niall bajó la cabeza y
la movió de lado a lado.
-Porque no entiendo por qué no me
habla, por eso.-gritó.
En el salón…
Se dirigió al sofá y se dejó caer
en este, sintiendo los latidos de su corazón en la garganta. Lucky apoyó sus
patas delanteras en su pierna y él lo acarició. Escuchó la conversación que
mantenían Alex y Marta en la cocina.
-“Pues no sé por qué no te habla,
pero no creo que eso sea motivo para tratarle de esa manera”-escuchó que decía
Alex, defendiéndole a él.
-“Ahora le defiendes a él, ¿no?
Como siempre, nunca recibo tu apoyo”-gritó ella en su defensa. Después de eso
se escuchó el portazo que dio tras cerrar la puerta de su cuarto.
Aquel portazo hizo que se le
encogiera el corazón.
En la habitación…
Le daba mil vueltas y no entendía
como una amistad tan grande, como era la de ellos, se había ido a la mierda por
un simple beso. Al fin y al cabo, ¿no fue él quien la besó primero? Estaba
confundida. Se tumbó en la cama con la cara contra la almohada, y empezó a
llorar. En ese momento se le pasaron miles de recuerdos por la cabeza: como un
breve recuerdo de aquel campamento, un recuerdo de aquel primer concierto,
cuándo él la miró y se quedó en blanco. También recordó todos aquellos ratos
junto a él en la chimenea y el día en que le dijo que se marchaba, y ahora que
lo recordaba se le vino una cosa en mente: ¿No le tenía que contar algo?
En el salón…
Tenía que hablar con ella, no
podían estar enfadados eternamente. Se levantó del sofá y se dirigió al pasillo.
Se paró frente a su puerta y dudó unos segundos, luego llamó. No obtuvo
respuesta. Puso la mano sobre el pomo y lo giró. Abrió la puerta, pero Marta
impidió que pudiera entrar.
-¿Qué quieres ahora?-le preguntó
entre sollozos.
-¿Estás llorando?-le preguntó él
con un brazo dentro y empujando la puerta.
-¡VETE!-le gritó ella empujando la
puerta hacia el lado opuesto.- ¡TE HE DICHO QUE TE VAYAS!
-Marta, por favor, sólo quiero
hablar contigo.-dijo él dejando de empujar la puerta, pues pensó que si dejaba
de hacerlo ella le abriría. Ella al escuchar sus palabras también dejó de
empujar la puerta y la abrió. Ambos se miraron. Llevaba los ojos hinchados.
Liam se acercó a ella e intentó
limpiarle las lágrimas que todavía corrían por sus mejillas. Ella le apartó la
mano sin dejar de mirarle. Liam se humedeció los labios, ¿por qué se lo ponía
más difícil? Entonces la rodeó con sus brazos con fuerza para que no pudiera
escapar.
-No, Liam, suéltame.-le ordenó
dando patadas al aire.- Liam, por favor, suéltame.-le repitió.
-Sólo si te tranquilizas y me dejas
decirte lo que te quiero decir.-le dijo. Ella dejó de dar patadas y se
tranquilizó. Él la soltó y la giró para que le mirase. Se quedaron mirándose a
los ojos.-No quiero que te enfades conmigo por eso… ¿Me perdonas?-se disculpó.
Ella dudó un momento.
-Me lo pienso.-sonrió. Él rió.
-Eres una mala persona.-y ambos se
abrazaron.- No quiero volver a enfadarme contigo nunca.
Parecía que todo volvía a la
normalidad, pero entonces, ¿Qué pasaba con el asunto de la noche pasada? ¿Y
sobre lo que quería decirle Liam antes de que ella se marchase de nuevo a
España? Liam no le dijo nada por miedo a volver a estropearlo todo y ella se
calló y esperó a que él se lo contase.
Cuando se volvieron a mirar, Liam
le sonrió y le pellizcó la mejilla.
Esa tarde…
Hacía un buen día, y a pesar de la
“resaca” no les apetecía estar en casa. Elbe, Paula, Ana, Adela, Marta y Alex
se empeñaron en ir a dar una vuelta por Londres y Ed, que se había quedado con
ellos aquella noche, los acompañó.
Cuando llegaron a Londres…
Dejaron aparcados los coches y
dieron vueltas por las calles principales de Londres. Visitaron museos y cuando
se les hizo tarde, para relajarse, subieron al London Eye.
Estaba atardeciendo y el Sol había
teñido el cielo de rojo. Niall abrazaba a Alejandra por detrás y apoyó su
barbilla apoyada en su hombro mientras le señalaba algunos lugares conocidos.
Desde la cabina había unas vistas
increíbles. Marta y Liam se miraron y sonrieron y él la abrazó por los hombros
y ella le besó en la mejilla. Se alegraba mucho de que no estuvieran enfadados
y a pesar de que tenía muchas ganas de contarle lo del beso y sus razones, no
lo hizo.
Louis cogía a Paula por encima del
hombro y, al igual que Niall y Alex, observaban las maravillosas vistas mientras
él le mostraba algunos lugares interesantes. Ella movía la cabeza de un lado a
otro, sorprendida.
Harry pensaba en Vero… en cómo le
estaría yendo el viaje.
En esos instantes en un avión de vuelta a España…
Estaba con los cascos, escuchando
música, mientras miraba por la ventana, viendo desaparecer Londres entre las
nubes… No sabía cuando volverían a verse. Mantenía la esperanza de que pudiese
ir a España, ya que otro viaje a Londres no se lo podía permitir. Cogió el
móvil y le escribió un mensaje, luego lo envió justo antes de quedarse sin
batería.
En el London Eye…
Le vibró el móvil en el bolsillo.
¿Sería ella? Lo sacó y abrió el mensaje:
-“Te voy a echar de menos, Harry,
me entristece mucho tener que irme de Londres y más me entristece el tener que
separarme de ti, y más después de lo de ayer. Espero que podamos vernos pronto,
me lo prometiste… hasta pronto Harry. Xx Te quiero.”
Cuando lo leyó se le hizo un nudo
en la garganta, pero se tragó su pena, no quería que los demás empezasen a
hacerle preguntas porque era una historia muy larga. Sin embargo Adela notó que
le ocurría algo.
-¿Qué te pasa?-le preguntó.
-Nada, nada.-le contestó él
sonriendo.
Ed miró a Elbe, la cual estaba
fotografiando el momento en que el Sol caía y desaparecía por el horizonte.
-¿A qué es bonita?-le preguntó
pasándole la cámara. Éste miró las fotos. La miró sonrió y afirmó.
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