“Sus vidas cambiaron desde aquel primer día del año. Era una noche
oscura y hacía frío. Ellas sacaban al
perro mientras contemplaban el maravilloso infinito, observando las estrellas
que parecían brillar más que nunca. Solo se escuchaba el sonido de alguna
lavadora centrifugando escandalosamente y el sonido del viento.
-¿La has visto?- le preguntó Alejandra a su hermana Marta, mirando
hacia el cielo. Sus ojos brillaban y una sonrisa se dibujaba en sus labios.
-¿El qué?
-¡Acabo de ver una estrella fugaz!- dijo ilusionada volviéndose hace
Marta.
-Habrás pedido ese deseo, ¿no?- le dijo ella sonriendo, suponiendo que
tanto su hermana como ella habían pensado lo mismo. Alejandra sonrió y afirmó
con la cabeza. Hacía unos dos meses que descubrieron al grupo de chicos llamado
One
Direction y se podría decir que estaban obsesionadas y lo que más
deseaban era conocerles… algún día…”
“Llevaban todas las vacaciones como locas, escuchando sus canciones
día y noche, ya que dormían con los auriculares puestos, esas vacaciones pronto
iban a terminar pero aún quedaba ese día de reyes. Para ese día iban a comer a
casa de sus tíos y después volverían a Tarragona, ya que se terminaban las
vacaciones para su padre, aunque ellas no empezaban las clases hasta el martes.
Fue todo muy raro.
Comieron como se suele hacer en Navidad, en abundancia, y después se
repartió el roscón de reyes. Como siempre, su abuela lo repartió y puso una porción
en cada plato, mientras sus tíos y sus padres sonreían. Marta miraba la escena
confusa y le daba la sensación de que se perdía algo, pero supuso que no sería
importante y se volvió hacia su porción que se encontraba frente a ella, en
aquel platito blanco. En aquel momento no pudieron ni imaginarse que aquel
pedazo de pastel cambiaría sus vidas. ¿Cómo iban a saber que aquello iba a
hacer realidad sus sueños? Jamás pensaron lo que significaría para ellas aquel
primer trozó que se llevaron a la boca…”
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